Esperanzas vanas
en otro lugar,
esperanzas falsas
que vienen y van.
Arbolitos verdes
no quiero soñar.
Sus hojas mecidas
por brisa estival.
Cerrando los ojos
me dejo llevar
por suaves arrullos
del aire al vibrar.
Perfumes que el viento
enseña a volar
resbalan traviesos
cubriendo mi faz.
Arbolitos verdes
no quiero soñar.
Nubes de tormenta
taen la tempestad.
Un halo secreto
envuelve el pinar.
Susurros lejanos
presiento escuchar.
Mi sangre se hiela,
intento escapar.
Ficticios fantasmas
sospecho detrás.
Arbolitos verdes
no quiero soñar.
El agua en la fuente
comienza a cantar.
Su canto de plata,
sonido de paz,
destila pureza,
invita a soñar.
Me siento en la yerba,
y veo bajar
pequeños gorriones
que buscan nadar.
Arbolitos verdes
no quiero soñar.
Pero si no sueño,
¿qué me ha de quedar?